CHORIZOS...
Suben dos individuos al microbús con apariencia presuntamente de delincuentes, uno por la parte delantera y el otro por la posterior, quizá para despistar en un primer momento que son “socios”. Raudamente cambian de lugar el uno con el otro.
El sujeto ubicado en la parte delantera -que es quien discursa- comienza hablando sobre su situación: su estancia en la prisión, su vida mundana y delictiva, lo que podría hacer o dejar de hacer si es que no colaboran con su causa. Entre tanto el individuo de la parte posterior mira a su compañero, mira al gentío evidentemente asustado, se mira, y no dice nada.
Conforme transcurre su verborrea va haciendo uso de elementos intimidantes que, sin hacerlo directamente, sugieren su gran recorrido callejero y su condición de avezado ex-delincuente. Intempestivamente, de uno de sus bolsillos saca un objeto punzo-cortante. No se identifica qué es, y no hace falta, es él mismo quien describe las cualidades de su artefacto, “este es un clavo para cemento de 4 pulgadas”. Nadie sabe qué hará con él pero, haciendo un juego sobrenatural con la mente cual si fuera una sola, las gentes sospechan que amenazará a alguien para obtener lo que quiere.
Es muy probable que al simple acto de ver el clavo los pasajeros hayan dejado de poner atención a sus palabras, sólo esperan atentos alguna reacción sorpresiva del tipo en mención. El compañero de atrás sigue sin hacer mayor movimiento, su parquedad genera más tensión aun.
A esto, sólo se alcanza a distinguir una frase que suelta nuestro protagonista como última daga venenosa, haciendo un llamado a la conciencia y sensibilizando a fuerza sobre su (miserable) vida de ladrón. “Uno no nace ratero, la sociedad lo hace” dice. Y con aires de faquir comenta que, de tener un sitio en esta turbada sociedad no haría lo que va a hacer, un acto de valentía, un acto de dolor: penetrará su fosa nasal con este clavo.
Coge su nariz e introduce su juguete. Es en este momento en el que su secuaz empieza a hablar describiendo el acto que todos presencian. Entre tanto el cobrador del microbús apura a estos dos charlatanes a terminar e irse, del mismo modo el conductor los amedrenta y exige que lo dejen trabajar y dejen a le gente tranquila.
Termina su acto y pasa de lugar en lugar esperando la caridad condicionada de los incautos. Algunos le dan.
Finalizada su tortuosa presentación proceden a retirarse, no sin antes agradecer de una forma muy peculiar el beneplácito del conductor: “para pe’ conchatumare”. El cobrador, haciendo gala de su destreza y valentía se aproxima a la puerta posterior, por donde los sujetos se disponían a bajar, y pide explicaciones sobre el improperio. Su pregunta era “¿a quién le has mentado la madre?” para la cual existía una respuesta obvia. ¿Quién más tenía la facultad de continuar con la marcha o detener el vehículo? Es necesaria esta aclaración pues esto da desenlace al relato.
Unos metros más adelante el cobrador se acerca a la zona del piloto y, haciendo una cabriola, cambia de ubicación con éste. El publico expectante se hubiera librado de una bochornosa escena de haber dejado el chofer que ambos mendigos bajaran del microbús, sin embargo fue él mismo quien con reacciones impetuosas de superioridad reta al individuo de la mencionada frase a mentarle la madre “abajo”.
Detenido el vehículo, el conductor baja de una patada en el trasero al presunto malhechor, le propina un par de golpes y deja insignificante su arma (o artículo usado en su acto) al sacar un cincel de debajo del primer asiento del microbús. El chofer lo ataca queriendo cortarle la zona lateral del tronco, la (ahora) víctima lo esquiva rápidamente mientras su compañero está inmutado. Entre algunas amenazas más termina esta danza marcial. La gente, aún en el bus, aprueba y desaprueba indistintamente con alaridos la actitud del conductor.
Pareciera ser un ejemplo retórico para explicar la escala de valores y actitudes morales, sin embargo es un hecho que nos ocurrió a mi grupo de tesis y a mí no hace más de tres días y propició una calurosa discusión entre nosotros.
Ahora bien, ¿cuál de todas las actitudes mencionadas es más reprochable?
AMOR-DAZADO...
donde el amor, la ciudad, la noche y la vida,
se mezclan para estremecernos
con las historias de sus personajes más interesantes.
Un libro intenso que lo estremecerá".
(Parte del texto promocional)
Presentación de: "AMOR A QUEMARROPA"
Muchas veces al leer un libro me surgía la incógnita de cómo hacía el autor (o quien fuere) para escoger el título perfecto para su obra. Serían quizá las vidas que quería reflejar, las sensaciones que despertarían de su letargo al leerlo o, a lo mejor, un adelanto del temible final de la historia, pero siempre era yo quien ensayaba títulos mejores, dándome aires de omnipotencia por sobre la máscara del texto.
Puede que esto me haya traído problemas más de una vez, pero era inminente por un instante al menos creer que yo tenía una mejor opción. Y claro, mis "títulos" se alejaban mucho de la precisión con la que el autor bautizaba a su obra.
Con AMOR A QUEMARROPA empieza una etapa intensa en la vida de una de las personas por quien tengo un gran cariño y admiración, Jesús Jara Godoy, compañero de estudios del IPNM y futuro colega, editor de nuestro fanzine ANAGKE y amigo entrañable.
Entre las tantas (fortuitas en realidad) tertulias prolongadas en las que, en compañía de algunos otros ANAGKEs, compartimos creaciones, sus cuentos despiertan comúnmente en nosotros, sus oyentes, sensaciones de repulsión, asco, excitación, furia, desconcierto, amargura o (particularmente) envidia, sana claro está. Y es que el peculiar estilo de escribir que emplea nos envuelve muy rápido en la trama, de tal manera que prácticamente era uno mismo quien cometía los ultrajes o era quien se veía en la necesidad de limpiar las manchas de sangre para no despertar sospecha ni dejar huellas.
Con esto no es muy difícil presumir qué linea adquirió con el tiempo nuestro amigo para darle vida a cada uno de sus personajes y, por sobre eso, cómo planear a la perfección sus siempre crudas muertes. AMOR A QUEMARROPA es el título de la primera publicación de cuentos de Jesús, amante del cine, del cigarro y los buenos libros.
Con gran orgullo comparto esta publicación que será presentada esta semana en uno de los bares más reconocidos de Miraflores: el JAZZ ZONE. Esperamos contar con la presencia de todo aquél que desee acompañar a Jesús en un día tan trascendental como este.
Al terminar de leer por completo su obra... quizá encuentre algún ridículo título para ésta, pero -obviamente- jamás lo conocerán.
FECHA: Miércoles 13 de mayo del 2009.
HORA: 07:00 P.M.
LUGAR: Bar JAZZ ZONE, avenida La Paz 668, Pasaje El Suche, Miraflores.
PRESENTADORES: Carlos Rengifo y Gabriel Rimachi
EL INGRESO ES LIBRE