A JESÚS, POR SU PRIMER LIBRO...

Él era un pequeño niño, aturdido y desordenado por una llegada repentina y tortuosa. No sabía cómo controlar el desvarío de su mente cuando empapaba sus manos, no sabía tampoco en dónde ni cuándo cambió sus ojos de becerro en unos de coyote.
Fue le palpitar de sus sienes cubiertas por su cabello algo ensortijado que a cada madrugada le daba ritmo a su nuevo conocer: el sexo.
Así, simplemente éste, el deseo, llegó y para siempre lo envolvió.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias señor... gracias por su presencia en la mesa ese día. Nunca lo olvidaré. Espero que para la presentación de su libro, yo también esté allí.

Cuidese.. saludos...

UN abrazo..

Jesus Jara.

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