Saludo de forma muy afectiva la iniciativa de la especialidad de LLC para el desarrollo que ya hace varios años concreta en torno a las actividades culturales, que dicho sea de paso son muy áridas en el IPNM.
Quiero aprovechar también este espacio para manifestar mi opinión -que quizá sea, que lo es, insignificante- en relación a la bienal de poesía de este año.
Todo aquél que alguna vez en su vida haya podido disfrutar de un buen libro, ya sea de cuentos, novelas, poemas o lo que fuere, sabe diferenciar dos cosas muy importantes en torno al tema, sin llegar a considerarse un erudito o sabedor de la rama:
Primero. El cosmos de la Literatura es inmensurable, trashumante, libre y, sobre todo, incierto. Cada línea, palabra y personaje, describen de forma precisa el componente cultural del autor y la época. Asimismo describen también un mundo fenomenológico, pues sin él la Literatura se perdería fácilmente en las bibliotecas, como se pierden los recetarios de comida, creo yo. Este componente cultural, que es como un indeleble que se embadurna entre las páginas, es el escultor de aquello que académicamente se conoce como escuela, corriente o movimiento. Además es evidente que la historia acompaña expectante el proceso cultural y muchas veces lo determina.
Segundo. En ese sentido, dando por sabido lo mencionado, el Simbolismo, como movimiento artístico -y sobre todo literario-, se enmarca en su propio contexto de una forma exquisitamente escrupulosa y no sobre alguna otra. Obviamente es imposible. Tan imposible como asumir a las Cruzadas dentro, por ejemplo, de la Guerra Fría, o a la “cacería de brujas” como un artilugio de los romanos para con los judíos (aunque el ejemplo suene retóricamente estúpido).
Ahora, quizá por la mente de algún ocioso que lea esto pude pasar la idea de “¿Quién carajo es José Solís para venir a sentenciar de forma tan categórica y ridícula, y por qué?” Ahora mismo respondo.
Más allá de formalidades, soy solamente uno de los -casi ex- estudiantes del IPNM, que curiosamente sintió la necesidad de escribir, ya hace varios años.
Curiosamente, hace unos días, al pasar a dejar la programación de mis sesiones por el 3er piso del pabellón “A”, pude ver en el mural de LLC que se encontraban colocadas las bases del concurso de poesía de este año. Fue grande mi sorpresa cuando entre líneas leí: “Simbolismo”. En ese momento todo lo que escribo arriba pasó por mi mente.
Me resulta demasiado complicado asimilar que hayan tomado la determinación de que el concurso de poesía gire en torno al Simbolismo. Las actividades ciertamente se enriquecerán con una temática así, sin embargo un concurso del tipo artístico no puede estar enmarcado tan cerradamente. Limita demasiado a la creación literaria y fuerza a los participantes a escribir con un estilo que no es propio. Estas dos razones -o pretexto de no sentirme dispuesto a escribir- son suficientes para ponerse a pensar en que las “creaciones” de este año para el concurso pueden carecer de riqueza y belleza artística, de esta manera sólo se convertiría en un ejercicio académico y perdería su valor cultural.
A lo mejor he palabreado mucho para decir lo último, pero creo que es necesario mencionarlo y justificar.
Espero que, de alguna manera, se tome en consideración para años próximos, puesto que este tipo de actividades son extremadamente ricas y ayuda en gran medida a descubrir nuevos talentos de la pluma, y si no, a desencantar la idea de que cualquiera puede escribir.
No es un puñal con veneno sino un crítica que vi necesaria, espero no la tomen a mal. Y si así fuera, entonces que quede en sus mentes que lo pude haber hecho por sentirme impotente al no saber qué mierda es el Simbolismo.
Quiero aprovechar también este espacio para manifestar mi opinión -que quizá sea, que lo es, insignificante- en relación a la bienal de poesía de este año.
Todo aquél que alguna vez en su vida haya podido disfrutar de un buen libro, ya sea de cuentos, novelas, poemas o lo que fuere, sabe diferenciar dos cosas muy importantes en torno al tema, sin llegar a considerarse un erudito o sabedor de la rama:
Primero. El cosmos de la Literatura es inmensurable, trashumante, libre y, sobre todo, incierto. Cada línea, palabra y personaje, describen de forma precisa el componente cultural del autor y la época. Asimismo describen también un mundo fenomenológico, pues sin él la Literatura se perdería fácilmente en las bibliotecas, como se pierden los recetarios de comida, creo yo. Este componente cultural, que es como un indeleble que se embadurna entre las páginas, es el escultor de aquello que académicamente se conoce como escuela, corriente o movimiento. Además es evidente que la historia acompaña expectante el proceso cultural y muchas veces lo determina.
Segundo. En ese sentido, dando por sabido lo mencionado, el Simbolismo, como movimiento artístico -y sobre todo literario-, se enmarca en su propio contexto de una forma exquisitamente escrupulosa y no sobre alguna otra. Obviamente es imposible. Tan imposible como asumir a las Cruzadas dentro, por ejemplo, de la Guerra Fría, o a la “cacería de brujas” como un artilugio de los romanos para con los judíos (aunque el ejemplo suene retóricamente estúpido).
Ahora, quizá por la mente de algún ocioso que lea esto pude pasar la idea de “¿Quién carajo es José Solís para venir a sentenciar de forma tan categórica y ridícula, y por qué?” Ahora mismo respondo.
Más allá de formalidades, soy solamente uno de los -casi ex- estudiantes del IPNM, que curiosamente sintió la necesidad de escribir, ya hace varios años.
Curiosamente, hace unos días, al pasar a dejar la programación de mis sesiones por el 3er piso del pabellón “A”, pude ver en el mural de LLC que se encontraban colocadas las bases del concurso de poesía de este año. Fue grande mi sorpresa cuando entre líneas leí: “Simbolismo”. En ese momento todo lo que escribo arriba pasó por mi mente.
Me resulta demasiado complicado asimilar que hayan tomado la determinación de que el concurso de poesía gire en torno al Simbolismo. Las actividades ciertamente se enriquecerán con una temática así, sin embargo un concurso del tipo artístico no puede estar enmarcado tan cerradamente. Limita demasiado a la creación literaria y fuerza a los participantes a escribir con un estilo que no es propio. Estas dos razones -o pretexto de no sentirme dispuesto a escribir- son suficientes para ponerse a pensar en que las “creaciones” de este año para el concurso pueden carecer de riqueza y belleza artística, de esta manera sólo se convertiría en un ejercicio académico y perdería su valor cultural.
A lo mejor he palabreado mucho para decir lo último, pero creo que es necesario mencionarlo y justificar.
Espero que, de alguna manera, se tome en consideración para años próximos, puesto que este tipo de actividades son extremadamente ricas y ayuda en gran medida a descubrir nuevos talentos de la pluma, y si no, a desencantar la idea de que cualquiera puede escribir.
No es un puñal con veneno sino un crítica que vi necesaria, espero no la tomen a mal. Y si así fuera, entonces que quede en sus mentes que lo pude haber hecho por sentirme impotente al no saber qué mierda es el Simbolismo.
2 comentarios:
Muy cierto. Increíble.
Gracias.
Quién eres?
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