NADA DE QUÉ ESCRIBIR...

Sentado frente a mi computadora, solo, con un calor desagradable que no me deja tranquilo mientras lleve prenda alguna sobre el cuerpo, decidí escribir algo sobre algunas cosas que han sucedido estos últimos días.
En un primer momento quise escribir sobre cuestiones morales, libertad, desenfreno, derecho a la privacidad y a la libre exposición del erotismo; todo ello basándome en las últimas noticias sobre el escándalo de las policías en “Cholotube”, sin embargo me fue insuficiente el haber visto el reportaje y leer las columnas en diferentes portales: tenía que ver ese video. Como quizás (no) es obvio, por la accesibilidad tan sencilla a éstos, no lo hice, así que finalmente desistí.
Luego pasaron por mi mente escenas de conversaciones que tuve con Alessandra la semana que pasó, sobre la verdad, lo correcto y balances entre hacer a alguien feliz con pequeñas falsedades y diminutos sufrimientos ocultos, o tragar unos sorbos de sufrimiento en lo correcto para grandes lagos de felicidades; puntualmente “hacer o no hacer”, pero me quedé corto de fundamento ya que no quería hacer una apología de algo a lo que recién siento amoldarme por mi propio peculio (esto no objeta mi convencimiento).
Seguía buscando y caí en cuenta que un comercial de televisión sobre una repetición de una telenovela me sugería algo que ya desde hace varios días trato de acomodar en mis pensamientos: la facilidad que podemos tener los seres humanos para llegar a un nivel tan sensitivo de camuflarnos en nuestra animalía para ser parte de la noche. Esto sólo he podido verlo en Discovery Channel cuando las chitas quieren cazar a algún cebú despistado, sin embargo una persona puede llegar someterse tanto al poder que tiene la noche de proteger, ocultar, mentir, ayudar y prestar atención a todo cuanto escape de la realidad, que se vuelve esclava de ella y de sus artimañas para seducir. Lástima que al construir poco a poco algunas verdades sobre la noche y todo cuanto encierra, descubrí lo estúpido de mis palabras, ¿qué de interesante tiene? ¿qué de nuevo tiene? por último ¿hablar tanto de lo sórdido de la noche cuando son las 12:32 a.m. y lo único que hago es aburrirme frente a una pantalla que es estimulada por el deslice de mis dedos sobre un plástico negro? nada más. Suficiente con eso para dejar a la noche ser noche tranquila.
También: lo ridícula que se ve una persona al levantarse y ponerse las sandalias invertidas, lo mal que le queda a algunas tías los Jeans cueteados, lo absurdo del medio pasaje, los callitos en la muñeca por el uso de Mouse, la cara de estúpidos de los niños el primer día de clases, etc.
Así llegue a nada, no encontré nada de qué escribir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso es!!! Reniegue!!! Que el sudor resbale por todo su rostro, que las venas del cuello exploten, que los dedos se cansen, que el grito sea el más estruendoso posible...

siga en ese estilo.

Jesus.